“El puño del tiempo”- Editorial EMECE- Buenos Aires 1994 - Premio EMECE 1993-94, NOVELA
Esta escritora argentina inició su carrera literaria en 1987 y con esta novela ganó el premio Emecé. Sorprende por su madurez, facilidad y prolijidad del relato que discurre muy fluido, atrayente. La trama es algo surrealista y cuenta algunos años de la vida de una niña (desde el vientre materno) cuya madre coqueta teme que su hija se vaya a parecer a Betty Boop. El padre (obtuso militar antiperonista), una cartomántica, un raro abuelo, una casa semi-embrujada y de extraña arquitectura, un loro suicida. El desfile de personajes va creando un tejido absurdo en que la vida revela tonos ridículos que contribuyen al aislamiento de los personajes. A ratos, los cambios de situación hasta parecen psicodélicos.
1995. Concepción. Chile
La prensa . Irene Ferrari
El diario Santa Rosa y
“La escalera del patio gris”- Ediciones Último Reino- Buenos Aires 1987 - Primer Premio de Escritores Patagónicos, CUENTOS
Jornada de Madryn Cultural
Revista "El muro"
"Una mirada sutil e irónica sobre el mundo cotidiano propicia la escritura de estos relatos. Sin embargo lo cotidiano despega su talón de Aquiles de la tierra para trascender el detalle, la anécdota, la pequeñez de la rutina diaria mediante el uso del humor y la poesía. Y lo cotidiano se reduce a unas cuantas tías, a alguien que mira una ventana, a una madre ausente, a un padre que pinta con tiza sus zapatos de verano o hace girar el tambor de su revólver. Situaciones simples en espacios rituales, gestos mínimos, secuencias narradas por na voz cuyo tono no se confunde con otros. De modo que no es el gran acontecimiento ni el suceso estridente lo que sostiene estos relatos sino la propuesta de una estética a partir de una manera pecualiar de ver el undo para construir otro mundo, un espacio en sí mismo con su particular lógica, sus luces y sus sombras."
Ciudad de Buenos Aires octubre 1997
Buenos Aires 2000.
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Jorge Paolantonio
"... Verolín hace que el lector se deslice por una narración en primera persona donde, con maestría, se evita la monotonía del "yo" a través de un desdoblamiento de la protagonista -Irene- que puede ser quien narra, quien escribe una carta. su fantasma, su reflejo espejado o "vivo" en un video. No hay oscuridad en el relato aunque el tempo narrativo se percibe en una especie de cámara lenta (y que recuerda el estilo de Clarice Lispector)..."
"... Podría resumirse el resultado de la historia en una frase temprana en la narración: "él aprendió a escuchar, ella aprendió a escribir". Pero "El camino de los viajeros" es mucho más que eso. La sensualidad de la palabra (por sobre lo corporal) supera los obstáculos que la protagonista debe sortear físicamente (víboras, "milicos", pozos, el alcohol) y revela en carne viva a esa mujer-niña. Irene se ve obligada a aprender que su mundo ya no será aquel donde una discusión o un disenso en lo ideológico podía costar una vida. Y en este juego de rechazos e identificaciones, crece una mujer madura dispuesta a encontrarse consigo misma"
octubre 1999.
RESEÑAS Y ABORDAJES CRÍTICOS sobre "Una foto de Einstein tocando el violín"
En palabras de Enrique Solinas, el estilo “camina por el filo preciso de un cuchillo que separa la realidad de la ficción. El uso de la primera persona –frecuente en su universo literario- convence al lector para pactar con la magia de la historia narrada, y lo instala en el centro de los acontecimientos”. Los cuentos que componen el volumen indagan sobre el desamparo, el pasado, el barrio de la infancia, el caos sorpresivo que interrumpe los ritos cotidianos, el peligro que aparece inesperadamente, el orden, el viaje como recorrido y como tiempo que pasa, el recuerdo, las pérdidas familiares.
Suplemento Literario La Gaceta de Tucumán.
La realidad cotidiana y la memoria de esa realidad parecen tener en su centro un espacio en el que suelen instalarse la imaginación y la vocación de contar. En su novela La mujer invisible Irma Verolín sitúa en ese espacio una historia que avanza hacia un territorio apasionante. Con destreza narrativa elige personajes humanos y también inanimados -un teléfono que no funciona, una bicicleta cuyas ruedas se desinflan, la desconcertante ciudad en lo más ardiente de un verano - con el protagonismo destacado de la soledad y unas cartas extrañas. Cartas que aportan el ingrediente de intriga y que -junto a los otros elementos- provocan poco a poco en el lector la sensación de no ser el destinatario sino parte de la historia, impulsándolo a seguir hasta su desenlace. Todo ello enlazado a reflexiones sorprendentes que son un inteligente buceo en los espacios interiores de los personajes y de la condición humana.
https://youtu.be/gGfnR0nK1KY
Germán Cáceres:
Desde el comienzo de la novela la escritora propone un tono sensible y melancólico. Para ello se vale de una prosa exquisita, de extraordinaria soltura, que opta por la morosidad (“El verano es esa estación del año que demuestra de una vez y para siempre que la vida se ha convertido en una quimera.”). Tiene capacidad para las descripciones y se nota que es una gran conocedora del idioma y una enamorada del lenguaje literario.
La protagonista –una profesora de Historia– narra en primera persona, y en sus introspecciones se percibe una soledad abrumadora así como la de todos aquellos porteños que se quedaron en Buenos Aires en ese verano caluroso de 1999. Da una idea del clima de hastío y chatura que impera en la ciudad, y trae a la memoria Los alimentos terrestres, de André Gide, donde se enuncia “Una existencia patética, Natanel, antes que la tranquilidad…”
Ella, cuyo nombre no se menciona, reflexiona continuamente y hace asociaciones insólitas y muy originales, pero siempre plenas de sagacidad: “…hoy por hoy el mundo es tan móvil, tan fluctuante y tan dócil que ninguno de nosotros está capacitado por el momento para retratarlo, se nos escapa como una burbuja, se destiñe, se despinta”.
Son apasionantes los paseos que realiza en bicicleta por las calles de la ciudad y trae a la memoria el primer episodio (“En mi Vespa”) del filme Caro Diario, de Nanni Moretti, en el cual éste recorre en moto Roma durante agosto. Para nuestra profesora “El calor llegaba hasta mi pubis y también lo deshacía: entonces yo era una mujer invisible por ese motivo, sólo por ese motivo”. Se considera imperceptible porque siente que está aislada, vacía y señala –con angustia– la opacidad de la existencia. Y llega a afirmar: “Sólo soy eso: la mujer de la bicicleta”.
Y aparece Carlos, un amigo que es internado por una enfermedad que los médicos no llegan a diagnosticar, y le empiezan a llegar cartas de Alicia, una ex amiga, docente como ella, y a la que describe con anchas caderas, usando un gastado tapado y con una tiza en la mano. Se crea, así, una expectativa, una veta de suspenso sobre el paradero de Alicia y la salud de Carlos. Y, en cierta forma, el texto gira hacia el epistolario que recibe la protagonista y que se limita a leer ya que no lo puede contestar, pues Alicia lo hace entregar anónimamente por personas extrañas que encuentra al azar en su dudoso viaje de vacaciones.
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En cuanto al hospital donde está internado Carlos, la enumeración pormenorizada de múltiples objetos, pasillos kafkianos, olores, ruidos y luces evoca esas obras de la pintura flamenca en las cuales estaba reflejado un universo.
En esta suerte de monólogo interior logra encontrar un conmovedor diario íntimo de Alicia, en el cual su ex amiga revela su dependencia del alcohol, el cual “…hace que no soporte la calle con su trajín, sus bocinazos, sus luces estridentes. Llevo el alma a flor de piel”.
Y, casi al final de la novela, la protagonista proclama:”Supe también que Alicia, y no yo, había tenido el coraje de ser una auténtica mujer invisible.”
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https://periodicoirreverentes.org/2018/07/30/%C2%A8la-mujer-invisible%C2%A8-de-irma-verolin/
http://letrasuruguay.espaciolatino.com/aaa/caceres_german/la_mujer_invisible_de_irma_verolin.htm
http://www.carlossviamonte.com.ar/2018/08/la-mujer-invisible.html
María Tolosa
Amalia Mercedes Abaria
"Una novela brillante que Irma Verolín escribe con pericia y pleno dominio del idioma. Verolín revela poéticamente su conocimiento sobre el alma humana en las reflexiones y vivencias de sus personajes." .
Difusión editorial: https://www.youtube.com/watch?v=4xDDBq7Qumc
Video Presentación: https://www.youtube.com/watch?v=yzkESqcRmEU
Viví Libros: Promoción y venta https://vivilibros.com/producto/fervorosas-historias-de-mujeres-y-hombres/?fbclid=IwAR20r18fYaCof213SZZPHyxy13wj12SzRxO7KGPpOZN8vorYzYAupgOfZUA
“Cuentos de Irma Verolín” Caldenia, A la Arena La Pampa 16-5-21. http://www.laarena.com.ar/caldenia-cuentos-de-irma-verolin-2174366-5.html
“Encanto y desencanto en historias de amor y desamor”, María Tolosa. Revista Cultura Argentina pag 90- 91- Revista Cultura Argentina pag 90- 91: https://www.calameo.com/read/006583797b32d8267b6dd
Carlos Sánchez Viamonte. Germán Cáceres -junio 2021http://www.carlossviamonte.com.ar/2021/06/fervorosas-historias-de-mujeres-y.html
Periódico Irreverentes, Germán
Cáceres. 7 de junio de 2021-07-09 https://periodicoirreverentes.org/2021/06/07/fervorosas-historias-de-mujeres-y-hombres-por-irma-verolin/
https://www.editorialpalabrava.com.ar/productos/cuentos-de-mujeres-leves-de-irma-verolin/
https://sobrelibrosycultura.com/conversamos-escritora-irma-verolin-nuevo-libro-de-cuentos/
Programa "Vía libro"- Vicente Muleiro y Silvia Schujer: https://www.youtube.com/watch?v=QDK3BRhi-Fw
Luis Benítez:
"Yo admiro la prosa de Verdín, pero particularmente los finales de cada
una de sus narraciones breves, la parte más difícil (al menos para mí) del
esquema narrativo aristotélico: comienzo, desarrollo y final, porque ella sabe
darle un cierre exacto a todo lo que nos dijo antes y, en el mismo párrafo,
brindarnos un giro inesperado que resume toda la historia. En un esquema tan
rígido y preciso como el que implica un cuento, prácticamente un mecanismo de
relojería, sin las digresiones que posibilita emplear una novela de trescientas
páginas, es algo ciertamente muy arduo de concretar. Y doy dos ejemplos del
libro en cuestión.
Dos dientes plateados
Narra la nieta la
obsesión del abuelo por hacerse extraer los dos únicos dientes naturales que le
quedan y que sostienen su dentadura postiza. El dentista se niega a hacerlo y
al volver acongojado el anciano en el taxi por su fracaso al hogar, la nieta
recuerda cuando siendo una beba se cayó de la silla de comer y su abuelo de 50
años no alcanzó a evitarlo: ella perdió dos dientes en el accidente y cierra
Verolín: “Mepuse a llorar a los gritos sin sospechar que más allá me
esperaban los dentistas, los taxis, la vejez, la lluvia, el mundo”.
Un remate perfecto que cierra el círculo temporal.
Una jovencita a punto
de cumplir sus quince años solo desea morirse, porque tiene la cara cubierta de
acné y usa ortodoncia, mientras que toda su familia gira en tomo de la fiesta
con el mayor entusiasmo. En el momento culminante de la celebración, la del
cumpleaños engulle la muñequita de mazapán que corona la torta: se engulle a sí
misma.
Un Cronos que, como el antiguo
dios de la mitología griega, efectivamente devora a sus hijas e hijos, pero que
en estas historias, fruto del talento narrativo de Irma Verolín, lo hace
lentamente, masticando vidas muy despacio, mientras ellas, las protagonistas de
cada pieza, sufren esa deglución en silencio, guardándose para sí sus quejas,
sus incertidumbres, sus desdichas y melancolías, aunque medianamente
conscientes, algunas, de que efectivamente están siendo engullidas por ese algo
inapresable que todo lo domina y todo lo vence.
Como se desprende de lo anterior, de las nombradas características de
estas prosas, hay otro invitado inevitable en Cuentos de mujeres leves y
es lo ominoso, el Unheimlich que menciona Sigmund Freud en su texto de 1913,
titulado en español como Lo Siniestro.
Freud, que para la citada obra se apoya justamente en la
estética y la literatura referida a lo siniestro y toma como ejemplo el
conocido cuento El hombre de arena, de Ernst Theodor Amadeus Hoffmann, pero se afirma sobre la
base de la definición brindada por el filósofo idealista alemán Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling, señalando que este: ““enuncia acerca del
concepto de lo Unheimlichalgo enteramente nuevo e imprevisto. Nos dice
que Unheimlich es todo lo que, estando destinado a permanecerán secreto,
en lo oculto, ha salido a la luz”.
Algo escondido que aparece, lo ya conocido que vuelve, sería entonces
lo siniestro, lo ominoso. Es lo que les sucede a las protagonistas de Cuentos
de mujeres leves, gracias a la magia escritural de Irma Verolín, capaz de
producir el efecto de la irrupción de lo siniestro, levemente atenuado para que
resulte a doblemente siniestro. ¿Qué más ominoso que comprar tres velas, como le
sucede a la protagonista del cuento homónimo, para conmemorar en secreto el
fallecimiento de su único hijo, y terminar con ellas en el cumpleaños del hijo
viviente de una vecina, incluso aplaudiendo junto con todos los presentes
mientras el rozagante chiquillo de ocho años sopla sobre esas mismas velas y
las apaga?
O en otra de las historias de Verolín, titulada La cremación,
cuando la protagonista acude a la incineración de los restos de su abuelo,
acompañada por su hermano y su tío y, una vez culminada la ceremonia,el trío termina hablando de asuntos livianos, para
ponerle nuevamente un velo a lo ominoso que acaba de hacerse presente y les ha
evocado lo bien conocido: que los tres también van morir.
La presencia de lo ominoso, muy difícil de asentar en una narración,
la maneja Verolín con la misma efectividad que el ya citado Hoffmann, sin necesidad de emplear “efectos
especiales" al estilo de las peores películas estadounidenses, esos que
cambian inmediatamente de nivel a un cuento o un relato. Lo concretala autora mediante
diálogos breves, situaciones apenas sugeridas, el juego de indicios que a la
inteligencia del lector no escaparán porque son exactamente los precisos y
aparecen donde deben hacerlo, no en cualquier otra parte.
Mujeres que saben o
intuyen -en mayor o menor medida- qué es lo que les sucede y qué acontece a su
alrededor y que sin embargo se abandonan a ello, sin oposición, sin lucha, como
si el conflicto entre la conciencia de sí y su circunstancia fuera más temible
que la circunstancia en sí; leves, definitivamente leves.
EL LENGUAJE DE LOS CUERPOS Por María A. Tolosa
“Cuentos de mujeres leves” de Irma Verolín es una serie de historias centradas en personajes con un trazado límpido y un perfil con algunas características comunes. Si algo los vincula sin duda se trata de la condición de sentirse perdidos en medio de su propia existencia: Una muchacha soñadora que cree tocar el cielo con las manos y su distracción empapada de emociones la sumerge en el desastre. Una joven que reniega del festejo de su cumpleaños y masculla su protesta para ejercitar finalmente su desquite. Mujeres solas en un departamento desarrollando pequeños rituales al final de sus vidas. Una mujer que intenta por todos los modos posibles desembarazarse de una calavera vagabundea en un mundo peculiar que da la impresión de haber roto con las pautas del que conocemos. Una señora ya anciana en constante perplejidad ante su presente y con dificultades para comprender su propio pasado. Todos los personajes de estos relatos parecen nadar en aguas desconocidas para que la frustración y el deseo encuentren un punto de fuga en peripecias por lo general inesperadas. En este libro hay dos relatos con niñas, el más breve se sitúa frente a una venta abierta durante la noche y la noche devora a la niña sin remedio. En el más extenso hay un viaje que aunque se presente como tal, se vislumbra menos como un deambular por el espacio territorial que como un atravesar el tiempo, esa materia inexacta e inaprensible que parece compartir con los personajes su cualidad, aquí los personajes son la niña y su padre rumbo a una locación suburbana que enhebra un discurso cargado de simbolismo. El último adquiere la estructura del viaje pero, aunque se desarrolla en el espacio físico, describe paralelamente una travesía más interior, más íntima. Lo distintivo en la escritura de estos textos reside en la construcción de una voz narrativa personal atravesada por la mirada melancólica. Una suma de elementos permanentes parece operar en estos relatos: las ventanas, la televisión, el trazado de un perfil determinado de la figura femenina y el casi obsesivo intento por capturar el sentido del tiempo. El tiempo, materia inasible, se perfila aquí con una pretensión de corporeidad. Probablemente sea la simbolización de la categoría temporal lo que marca el ritmo de estos acontecimientos o lo que subyace a la manera de un sustento por debajo de las peripecias y el perfil de los personajes. Personajes que no enuncian, no saben o no pueden hablar y entonces el cuerpo ocupa el foco de la escena. Hay un conflicto entre cuerpos y palabras que no se resuelve y en torno a esa tensión se entreteje el núcleo del conflicto. A falta de palabras el cuerpo se expresa a través de acciones que denuncian, bien cabe aquí la remanida frase “El cuerpo grita lo que la boca calla”. En la sucesión de historias aparecen cuerpos afectados por la vejez y la enfermedad, cuerpos imaginados al confeccionar camisetas de fútbol, cuerpos tensos ante lo incomprensible, la percepción de una niña del cuerpo de su padre. Los cuerpos ausentes en Noche inmensa, en Tres velas y en Mac. El cuerpo vulnerado, el cuerpo que se rechaza a sí mismo. En este no decir el silencio cobra envergadura. Las situaciones son posibles porque los personajes tienen alguna clase de problema con el cuerpo, con su noción de cuerpo, su ausencia o su malestar. Cuerpo muerto de la cremación y otro cuento que es la historia de una calavera se encuentra en la mitad física del libro como una tematización de este planteo. También hay en varios cuentos mujeres viudas para las que los cuerpos de sus difuntos maridos adquieren cierta cualidad fantasmal. Sin embargo lo remarcable en estos relatos es el trabajo de lenguaje que está sin duda al servicio de la creación de un clima que introduce al lector en un microcosmos envolvente y sugestivo. Si bien estos relatos funcionan separadamente sin conexión argumental se infiere con claridad la construcción de un sólido universo narrativo en el que este libro suma su aporte a una obra creada con anterioridad. Merece ser mencionada la excelente factura de impresión que estuvo a cargo de Palabrava, impecable y de buen gusto.
"Relatos del fin del mundo" de Irma Verolín
Por Omar Ramos
Una introspección entre lo real y lo onírico
 En estos cuentos de Irma Verolín, titulados Relatos del fin del mundo, publicados por la editorial española Apeiron Ediciones (2024), la autora no sólo aborda una temática diversa, con atmósferas y tramas que atrapan al lector, sino que también despliega los recursos literarios del cómo lo escribo, tan o más importante que el qué escribo. Estos recursos le infunden potencia expresiva a los textos, además de darle nuevos significados, dejando que muchas veces la interpretación sea completada por el lector. Verolín trabaja sobre la introspección de los personajes al transmitir emociones con el objetivo de crear historias donde se destaca lo ambiguo sin caer en lo confuso.
El libro se inicia con un prólogo y se estructura en tres partes que comprenden diecisiete relatos, donde la unidad está dada por la atmósfera, por momentos onírica y misteriosa, y por el tono de la narradora, una voz directa y a la vez elaborada, un punto medio entre la prosa sutilmente descriptiva y la acción continua y precisa.
En el relato La escalera en el patio gris, la infelicidad de la casa familiar conduce a una adolescente de catorce años, que vive con su hermana melliza, los abuelos y una tía, a soñar que, subiendo por la escalera de pórtland del patio, viajaría a otros mundos, por eso hablaba de Simbad, el marino, y sus viajes. En medio párrafo la autora define el final donde a pesar del esfuerzo de la protagonista, la realidad se conjuga en una fantasía sin salida.
 Hay una niña que gira alrededor de la columna es el título de otro de los cuentos que  no ha sido narrado en forma lineal ni explícita. El misterio de la evocación parte de una narradora adulta que relata los avatares de una niña que es ella misma, en un misterio que abarca todo el texto, con interrogantes “como la fabulosa historia de una madre viajera, una historia tan absurda como un par de lentes oscuros a las siete de la mañana”.
Papá soñaba con hacer la guerra sorprende por iniciarse en un realismo que describe “la atención, los dedos ágiles, el revólver,” un hombre mejor preparado que nadie para guerrear y se introduce en un sueño donde se borran los límites de lo verídico y lo fantasioso.
Las marcas que denotan una época están en varios relatos, acercándose la autora a un tenue y no recargado costumbrismo en Manzanas de caramelo, con la mención del calentador Primus.En Hay una niña que gira alrededor de la columna se alude varias veces al jabón Limzul; en Mi hermana Iris a Elvis y Marilyn Monroe.
La presencia velada de la autora, quizás como un elemento lúdico que alude a la creación literaria en boca de sus personajes, está reflejada cuando dice “Escribo cuentos”, en el relato Manzanas de caramelo, y “Escribo, qué otra cosa puedo hacer” en Hay una niña que gira alrededor de la columna. Estas escenas le imprimen al libro una sutil dosis de lo autorreferencial, que desvía por un momento el núcleo de la trama y a la vez abre la imaginación del lector a otros sitios para retomar de inmediato a la historia central, enriqueciendo de ese modo el texto.
Las tareas del hogar y, yendo más allá, el rol que la sociedad le imponía a la mujer a mediados del siglo XX, se expresan en Pañuelitos, donde la abuela de la narradora detestaba planchar y si embargo cumplía la tarea: metáfora de un mandato social como casarse y tener hijos. El mundo gira y es redondo, mientras la abuela refriega sus pañuelos y la acción transcurre y ella descubre la forma y lo que pasa en la Tierra aunque ya sea tarde.
Congreso de escritoras describe la diversidad de mujeres que concurren a un evento literario, algunas nativas y otras extranjeras, famosas y no tanto, afectadas todas por el hecho externo del mal funcionamiento del aire acondicionado que trae el calor, el agobio, el silencio y el saberse una mujer sola.
El muchacho del revólver relata el descubrimiento de la pantalla luminosa de la computadora, donde la protagonista se pregunta qué está haciendo y para qué, en un buscarnos y buscarse, y encontrar el desenlace fatal del personaje evocado.
En su prólogo a estos Relatos del fin del mundo, la autora se pregunta si estos textos no tienen “esa marca de extranjería con la vida, ese tono de nostalgia; si los personajes no padecen la misma falta de anclaje con la existencia porque nací aquí, en este borde continental”. Es que ese crisol de hombres y mujeres de diversos países que lo poblaron en sus orígenes, le dio a la Argentina una identidad todavía por conformarse, a lo que se suma, incluso, la invisibilidad de sus pueblos originarios. Sin embargo, estos relatos, aunque respiren nostalgia y saudades de tierras lejanas, están diseñados, con un sagaz y trabajado lenguaje. Las historias se narran con diferentes estructuras y con un registro propio de la autora, que pertenece a este país austral, pero su literatura es universal. No es casual que hayan sido editados en España, quien nos diera, entre otros legados culturales, el idioma, lo que conlleva un gran logro para la autora y sus Relatos del fin del mundo.
https://www.victoriaocampo.com/RevistaVer.aspx?ID=55
"La noche inmensa y otros cuentos". Editorial Nuevo Siglo. Córdoba 1997. Incluye los cuentos: La noche inmensa, Papá soñaba con hacer la guerra, Dos diente plateados.